Comedia costumbrista con pretensión de sainete, en la cual te pasas todo el metraje esperando que arranque, cosa que no termina de hacer, ya que las peripecias de Bernardito, tratando de tener acceso a la fabulosa herencia de los Castiñeira, sus enfrentamientos con la rama de los Castiñeyra (con “y” griega), y las tibia denuncia social que contiene (aunque tibia, inédita en otras producciones cubanas que yo recuerde, lo cual denota que los tiempos están cambiando), pesar de tener algún que otro buen gag, llega a hacerse pesada, quedando lejos en cuanto a entretenimiento y comicidad, de Lista de espera o Guantanamera, por citar dos de las más divertidas de este director.
El guiño (deveniente de las ilusiones y proyectos de los herederos ante la supuesta morterada que están a punto de recibir), a "Bienvenido Míster Marshall", se queda en eso, simplemente un guiño, ya que lamentablemente la historia se pierde en el anteriormente citado retrato costumbrista.
Pasable.