A pesar de contar con un aceptable reparto en el que destacan los siempre seguros y fiables en este tipo de papeles, John Leguizamo y Mickey Rourke (por otro lado, en mi opinión, dos actores que dan brillo y esplendor a cualquier cosa en la que estén involucrados) y de tratar un tema que suele dar mucho juego, no entiendo la alta valoración de este insoportable castañazo, que me pareció una soberbia estupidez en su primer visionado, por lo que la di otra oportunidad pensando que quizá se me había escapado algo, pero ¡quía!, el argumento me parece una pueril y maniquea soplapollez y la manera de mostrar lo que sienten los consumidores, me lo conto de forma muchísimo más brillante, absorbente, poderosa y lo que es más importante, más entretenida, Martin Scorsese a través de la piel de Ray Liotta en “Uno de los nuestros”, Danny Boyle en Traispotting o Terry Gilliam en Miedo y asco en las vegas (por citar tres que me vienen ahora mismo a la cabeza).
Prescindible.