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España España · madrid
Voto de tiznao:
9
Thriller. Drama Max, un gángster veterano y respetado, es traicionado y obligado a dejar su retiro cuando su mejor amigo es secuestrado, por lo que su último botín, ocho barras de oro robadas, es exigido como rescate. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2012
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un botín de barras de oro robadas mediante un golpe en el aeropuerto de Orly (cuya ejecución no vemos, ya que la película arranca después del golpe), el salvoconducto que este supone para los autores del mismo, Max (Jean Gabin) y su viejo amigo y compañero de correrías, Riton (René Dary), para un plácido retiro de una vida gansteril para la que cada vez se ven más viejos, tanto por tener ya una edad, como por el descerebrado e irrespetuoso modo de actuar de las nuevas generaciones de delincuentes, la codicia que entre estos genera el conocimiento de quien dio el golpe y tiene el oro, la casquivana y tampoco con muchas luces corista (Jeanne Moreau) que tiene encoñado a Riton y comparte el desliz que este tuvo contándola del golpe entre las sabanas, con Ángelo (Lino Ventura en su bautismo cinematográfico), uno de esos delincuentes de los nuevos tiempos, que no pierde un solo segundo en conspirar como un elefante en una cacharrería para intentar hacerse con el botín, y el universo parisino por el que estos se mueven (cero policías, solo ese mundo con sus códigos de honor, sus inquebrantables y viejas amistades y lealtades, y la caterva de deshonestos cobardes tratando de hacerse con un botín de forma braguetera, ya que no tienen ni el coraje ni los conocimientos para trabajar de otra forma).

Con estos mimbres, adaptación de una novela escrita por Albert Simonin (también autor del guión junto a Jacques Becker y Maurice Griffe), el maestro en descripciones de personajes y subyugantes atmósferas cerradas, Jacques Becker, nos regala uno de los más recios, varoniles, violento y machista (tres adjetivos que le sientan como un guante al buen cine negro) thrillers de serie negra que en el cine han sido, al que su tono crepuscular y fatalista, y el hecho de estar protagonizado por un grupo de actores en estado de gracia, lo seco e inequívocamente francés en la descripción de paisaje y paisanaje, la magnifica fotografía en blanco y negro de Pierre Montazel (habitual en el cine de Becker, que a su vez se inicio en el cine como asistente de Jean Renoir), y la forma en que todo ello esta puesto en imágenes, la hacen de visión obligatoria para cualquier amante del cine que se precie, y la otorgan con mas justicia que nunca, el calificativo de, "de culto indiscutible".

Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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