No me cabe la menor duda de que esta película, está preñada de profundas metáforas y de segundas, y hasta puede que terceras lecturas, pero a mí en particular, que ni las he percibido, ni esfuerzo he hecho por ello, me parece un taimado y maniqueo producto, apoyado en la mayor o menor aptitud interpretativa de Dakota Fanning, con la ayuda de Robin Wright Penn, David Morse y Piper Laurie (tía, padre y abuela de la niña) y en el escándalo que estaban seguros se montaría con la famosa escena de la violación (ayudada por las declaraciones de la, al parecer, descerebrada madre de la Fanning, declarando que “todo sea por el Oscar”, o algo así). Como la niña no es Jodie Foster, el guion se limita a hacer correr la historia a trancas y barrancas y la realización de la novel Deborah Kampmeier no destaca por su virtuosismo precisamente, (quiere pero no puede sacar partido de la atmosfera sureña de la década de los 50), el resultado final es un film aburrido y frio, (pese a lo candente del tema), con el único aliciente de la gracia de la niña cantando por Elvis Presley, alguna escena de Piper Laurie en la con sus sentencias recuerda a la madre de Carrie, y los vecinos negros blueseros.
De lo que si estoy seguro es que algún alma mucho más sensible y cultivada que la mía, entenderá el mensaje y disfrutara de ella. Pues eso….