Casos reales como el que aquí se nos cuenta es cierto que desgraciadamente existen a puñados (tecleen "inocente excarcelado adn" en Google), películas que cuenten uno de esos casos sin Adn de por medio también hay un buen puñado ("Huracán Carter" sin ir más lejos), pero no recuerdo una historia de tan fuerte calado emotivo y sentimental como es esta de una hermana creyendo sin ningún lugar a dudas en la inocencia de un hermano sentenciado a cadena perpetua por un crimen que aunque dice no ha cometido bien pudiera ser todo lo contrario, sacrificando matrimonio y custodia de sus hijos por hacer el principal motivo de su de su existencia poder demostrar la inocencia de su hermano, y llegando a estudiar y aprobar la carrera de derecho como herramienta para escarbar en un caso que sociedad y estamentos ya han dado por cerrado y enterrado.

Dirigida por Tony Goldwin", digno actor en multitud de películas (su punto álgido fue a mi juicio, el malo de "Ghost 1990"), director a tener en cuenta que tras un par de largometrajes románticos hace ya 10 años y unas cuantas teleseries de la mitad de la tabla para arriba, vuelve a la pantalla grande con un indudable oficio que se nota a la hora de contar esta historia sin grandes aspavientos ni cayendo en vicios televisivos; desde esos flashback irrumpiendo en el momento justo de la trama mostrándonos ese amor fraternal que se profesan los 2 hermanos, hasta como en pequeños esbozos de todos y cada uno de los personajes nos los sitúa en el papel desempeñado en la trama, y el tono emotivo fluyendo sin buscar el fácil golpe de efecto, hacen de la función algo que te mantiene atento y en tensión durante el avance de la historia pegados a esa hermana coraje que brillantemente interpreta la a mi juicio ya consagrada Hilary Swank (quizás me pillo en un día tonto, pero créanme, en más de una ocasión se me humedecieron los ojos con lo que estaba viendo).

Sigue en spoiler por falta de espacio: