Arranca con una espectacular secuencia de escenas en la que vemos como en un avión de carga ruso sus tripulantes entablan un violento tiroteo con el resultado de todos muertos y el avión estrellado en una llanura helada (no sabemos el motivo ni la época del siniestro). A continuación la acción salta al exterior de una base antártica donde conocemos a Carrie Stetko (Kate Beckinsale), agente Marshall de los Estados Unidos destinada en dicha base, a donde fue a parar tras algunas traumáticas experiencias por la que paso en su anterior destino, Miami (mostradas en cortos flashback), y vemos como retrasa su prevista para 2 días salida de la base (2 años persiguiendo pequeños delitos) al decidir investigar el crimen de un tipo que ha sido hallado asesinado en alejados parajes helados donde se supone que no hay nada.

A partir de aquí, el más o menos apañado Dominic Sena ("Kalifornia 1993", "60 segundos 2000", "Swordfish 2001") valiéndose de varios personajes que aparecen por la trama, se las ve y se las desea para hacer algo medianamente potable mientras hace encajar las piezas de este rutinario y falto de enjundia thriller antártico (rodado íntegramente en Canadá) que aunque se deja ver en una tarde tonta, está muy por debajo de sus anteriormente reseñados trabajos.

La escena inicial del avión y 4 escenillas de esas en medio de la nieve con el personal encapuchado en las que te las ves y te las deseas para saber lo que está pasando, eso es todo en cuanto a acción, y una Kate Beckinsale desangelada y rutinaria, Tom Skerritt y Alex O'Loughlin (el vampiro Mick Sí. John de la entretenida serie "Moonlight") aportando su presencia y el pavisoso Gabriel Macht, los encargados de la difícil tarea de dar sentido y emoción a una trama plana y previsible.

En resumen, adaptación de un comic de Greg Rucka, co producido por Joel Silver, que dista mucho de ser un buen thriller por muy resultones y bellamente fotografiados que sean los helados parajes canadienses y por más que contenga un reparto y director apañadejos.