Tras resultar herido en combate y arrastrar una lesión ocular a causa de ello, el sargento Will Montgomery (Ben Foster) es asignado a la unidad encargada de notificar a los familiares de los soldados caídos en acto de servicio la luctuosa y triste noticia, cosa que aunque no le seduce no le queda más remedio que aceptar, iniciándose en tan desagradable tarea teniendo como instructor y compañero, al capitán Stone (Woody Harrelson).

Narrada en tono cuasi documental en cuanto al modo de mostrarnos el rígido e impersonal protocolo usado para tal menester y la reacción de los familiares al recibir la noticia; y al mismo tiempo, en forma pausada y a modo de veras drama, el cómo afecta a Will y Tony las reacciones que día tras día y sin horario fijo (llevan 1 busca y cuando este suena se ponen automáticamente en camino) impregnan su alma del sufrimiento que pese a la coraza que usan en forma de rígido protocolo no pueden evitar que les golpee y les afecte en su comportamiento entre si y ante el entorno (familiar y paisanaje) en el que se mueven.

Esto es todo, no hay héroes ni villanos, no vemos a 2 duros soldados metidos en peleas (la única que vemos, se sugiere más que mostrar), ni a 2 amargados renegando de sociedad y ejercito, solo 2 tipos cargando como pueden con el rol que les ha tocado vivir, aceptando las cosas como vienen en cuanto a vaivenes sociales y sentimentales (influenciados tanto por su anterior vida como combatientes como por su actual cometido) y apoyándose el uno en el otro como única pilar de sujeción y arraigo sentimental y social.

Sigue en spoiler por falta de espacio: