Después de una gran primera película, una segunda película mediocre y una serie de televisión más que decente, llega de manos de Tad Jones una tercera película que pone punto y final de forma muy digna tanto a la serie como a la saga cinematográfica del pícaro de Agrabah que se convirtió en un príncipe.
Visualmente hablando se salva de toda crítica, pues aunque el dibujo no le llega a la suela de los zapatos a la primera, el bajón de calidad que supuso la segunda en ese aspecto hace que aquí la más leve mejoría (que la hay) parezca mejor. En el apartado de las canciones, pues no están muy allá y se nota que los que cantan son los mismos que ponen las voces (en luga de tener un doblador de voz y uno de canto, como en la primera), pero cumplen su cometido y la que cantan los 40 ladrones es bastante graciosa y tiene ritmo.
Con respecto a los personajes, después de dos pelis y una serie poco pueden ya ofrecer que no hayan dado, de ahí que los menos carismáticos queden en un segundo plano y se potencie a los nuevos y al genio, tan loco como siempre o más incluso. Respecto al genio, se aprecia un cambio de voz (Josema Yuste le puso la voz en las películas, pero meterse a doblar una serie televisiva entera es otro cantar y fue sustituido por Pep Antón Muñoz). Sin embargo, dado que ambas voces tienen un cierto parecido, te acostumbras pronto.

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