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Voto de Fred Madison:
6
Drama Horino, estudiante de familia acomodada, disfruta de la vida con sus amigos y su amiga Shigeko, que es camarera. Su tío le propone alguna aspirante a casarse con él, pero Horino, ayudado por su padre, las rechaza y consigue disuadirlas inventando supuestos defectos de borracho y ladrón. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primera incursión en Ozu, escogida al azar, por qué no decirlo, dado la facilidad de su obtención. De este verano no podía pasar visionar algo de este tipo, aparentemente un coloso del cinematógrafo. Verla justo después de un ciclo de Mizoguchi no puede hacerle bueno a Ozu dado el excelso nivel del primero, pero para sorpresa, sucedió lo contrario.

Aparentemente es un drama más de andar por casa un domingo por la tarde. De los primeros telefilms de la historia. Pero no, aquí ya se augura un prometedor futuro del director. El protagonista se ve obligado por circunstancias de la vida a madurar de golpe, poniéndose a la cabeza de la empresa de su familia. Pero la madurez no se obtiene de un día para otro, y tampoco es un número. La madurez se obtiene cayendo, levantándose, aprendiendo a despedir y a aceptar (...). En este proceso de maduración el protagonista, Horino, vive un amor no correspondido y debe seguir adelante y no encapricharse. De igual manera, en la empresa tiene que olvidar las actitudes llevadas a cabo en la universidad (fiesta y holgazanería), ya que las decisiones que tiene que tomar ahora no tienen nada que ver con lo vivido, y su tío, ayudante en la empresa, se lo reprocha. Cuando quiere olvidar la rutina de la empresa, Horino se reúne con sus ex compañeros de clase. ¿Pero qué se encuentra? La desidia y desgana de unas almas que ya no son las mismas que hace tiempo. Todo ha cambiado... Finalmente, Horino y sus ex compañeros inmersos en un cambio conjunto obligados por la vida (con un plano final hermosísimo), dan el paso hacia adelante en sus vidas, el definitivo: la madurez.

Yasujiro Ozu intercala en este drama momentos cómicos. No es su especialidad, pero lo hace dignamente, acompañado de un reparto de jóvenes figuras dispuestas a hacer reír y llorar. Ochenta años tiene la película, y se mantiene viva la esencia de la juventud. Porque no, no hemos cambiado. El ser humano sigue siendo el mismo.

Repetiré con Ozu, por supuesto. Este será el verano de don Yasujiro Ozu.
Fred Madison
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