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Voto de mnemea:
8
8,1
20.878
Comedia
En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
21 de marzo de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siente a un pobre en su mesa, será.................... más ....................................... ¿feliz?
Una campaña navideña, que entre la burguesía siempre tendrá éxito, un lavado de cara para celebrar el amor y la cordialidad en tan señalado día.
Pero en clave de humor Berlanga nos muestra la asquerosa realidad. Hacer las cosas por compromiso, por el qué dirán, sacar la sonrisa a los desconocidos, demostrar que el hombro del presente es más alto que el de quien está al lado, mostrando una generosidad paupérrima y nada contagiosa. Que una noche junto a un desperdicio social es sólo una noche y a la basura la recogerá el camión en unas horas, sin necesidad de preocuparse jamás por eso.
Por otra parte está la ignorancia, la búsqueda de la tranquilidad haciendo efectivo un pago, que nos permite ver en cada hogar los mayores desperfectos que se intentan vivir en la intimidad.
Un coro canta al nacimiento, una idea interconexiona mentes, un vacío deja la noche y una lumbre enciende una última cena.
Una campaña navideña, que entre la burguesía siempre tendrá éxito, un lavado de cara para celebrar el amor y la cordialidad en tan señalado día.
Pero en clave de humor Berlanga nos muestra la asquerosa realidad. Hacer las cosas por compromiso, por el qué dirán, sacar la sonrisa a los desconocidos, demostrar que el hombro del presente es más alto que el de quien está al lado, mostrando una generosidad paupérrima y nada contagiosa. Que una noche junto a un desperdicio social es sólo una noche y a la basura la recogerá el camión en unas horas, sin necesidad de preocuparse jamás por eso.
Por otra parte está la ignorancia, la búsqueda de la tranquilidad haciendo efectivo un pago, que nos permite ver en cada hogar los mayores desperfectos que se intentan vivir en la intimidad.
Un coro canta al nacimiento, una idea interconexiona mentes, un vacío deja la noche y una lumbre enciende una última cena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hoy me han vuelto a ver escribir en esta libreta. Me han dicho que a este paso voy a acabar escribiendo un libro... nada más lejos de la realidad. Pero algo he conseguido. Una historia para esta última hoja de papel, sin saber dónde acabará perdido.
He conocido algo de ese gran señor, alto, que se afeitaba con navaja, que siempre llevaba sombrero y vivía pegado a aquella destartalada radio que le conectaba con mundos que nunca había visto. Porque cuando yo le conocí su mirada se había perdido para siempre. Pero he sabido que él siempre que tenía un papel cerca escribía, llenaba hojas enteras con sus pensamientos, con sus grandes ideas. Incluso cuando se estaba quedando ciego, casi por intuición, escribía con letra clara y renglones rectos, aprovechó hasta el último momento. Y hace poco sin saber por qué me puse a escribir en esta libreta, que hoy se acaba. Hace poco las casualidades me permitieron recordar a ese gran hombre, y me di cuenta que quería saber más de él. Hoy las casualidades me han permitido saber que algo suyo he heredado, escribir, lo que sea, aunque a nadie le importe, aunque nadie lo lea, y es que mi abuelo, Ángel, fue un grande con quien cualquiera se querría poder comparar. Él sentó a todo el mundo en su mesa sin importarle su procedencia y su casa siempre tuvo el banco más concurrido de todo el pueblo. La puerta siempre estaba abierta, y nunca supo qué era aparentar.
A él no le han retratado en la película, es una total antítesis, porque no todos somos iguales. Sí es necesario conocer todas las caras de la moneda, que siempre son más de dos.
He conocido algo de ese gran señor, alto, que se afeitaba con navaja, que siempre llevaba sombrero y vivía pegado a aquella destartalada radio que le conectaba con mundos que nunca había visto. Porque cuando yo le conocí su mirada se había perdido para siempre. Pero he sabido que él siempre que tenía un papel cerca escribía, llenaba hojas enteras con sus pensamientos, con sus grandes ideas. Incluso cuando se estaba quedando ciego, casi por intuición, escribía con letra clara y renglones rectos, aprovechó hasta el último momento. Y hace poco sin saber por qué me puse a escribir en esta libreta, que hoy se acaba. Hace poco las casualidades me permitieron recordar a ese gran hombre, y me di cuenta que quería saber más de él. Hoy las casualidades me han permitido saber que algo suyo he heredado, escribir, lo que sea, aunque a nadie le importe, aunque nadie lo lea, y es que mi abuelo, Ángel, fue un grande con quien cualquiera se querría poder comparar. Él sentó a todo el mundo en su mesa sin importarle su procedencia y su casa siempre tuvo el banco más concurrido de todo el pueblo. La puerta siempre estaba abierta, y nunca supo qué era aparentar.
A él no le han retratado en la película, es una total antítesis, porque no todos somos iguales. Sí es necesario conocer todas las caras de la moneda, que siempre son más de dos.