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España España · Castellón de la Plana
Voto de mnemea:
9
Romance. Drama París, 1820. Dos jóvenes artistas, Baptiste Debureau y Frédéric Lemâitre, debutan en el teatro de los Funámbulos y entablan amistad. Un día, Garance, una misteriosa y atractiva mujer, irrumpe en sus vidas. Mientras que el tímido Baptiste no se atreve a declararle su amor, Frédéric la convierte en su amante. Sin embargo, al estar implicada en una serie de crímenes, la mujer desaparece. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día entré al teatro en la ciudad desconocida. Allí esperaban entre bastidores el mimo, el actor y el enigma. Se alzó el telón y sus vidas formaron parte de París y sus sueños tiritaron de frío al encontrarse juntos, frente al ávido espectador que quería conocer todo de ellos y deseaba disfrutar, reír y llorar ante el espectáculo que algunos llaman vida.

Conocemos a Frédérick, el divertido galán que aspira a ser el mejor actor, el que sepa exprimir a Shakespeare como ningún otro. Un cartel tendrá su nombre en grandes letras junto a las palabras "entradas agotadas" y su plenitud será una conquista definitiva en un hombre feliz al compartir sus más íntimos sentimientos frente al público.

Como gran conquistador, entre la gran multitud de sus abarrotadas calles, nos consigue descubrir a la dama más misteriosa y a la vez sencilla y siempre sonriente de aquel lugar. Conocida como Garance, el nombre de una delicada flor para una mujer fuerte y maravillosa, capaz de conquistar a cualquiera con su sola presencia. Ella es el enigma que se fijó en aquella calle donde los artistas convivían en unos bonitos ojos de labios sellados y tez impregnada de blanco maquillaje, en el mimo que la salvó de una acusación mientras a todos hacía reír.

El soñador de ojos despiertos, el hombre enamorado de todo lo que queda por llegar, el frágil y cuidadoso Baptiste, que convertía en un arte íntimo y tan expresivo cada uno de sus gestos en el escenario mientras devoraba las noches para conocer todo lo que le rodeaba rompiendo la posibilidad de perderse algo importante en una viva ciudad como aquella.

La noche, principio de amores donde todos desvelan sus verdaderos anhelos, como desnudos entes que nada se atreven a ocultar, Garance admite sonreír a cada pesar, Baptiste reconoce ser amante de sus sueños y de ella misma, aunque tal sencillez desprende esa mujer que es incapaz de aproximarte tanto como ella le permite y Frédérick se asoma a una ventana como una Julieta para conquistar esa estrella como un rufián Romeo.

Pero existe la mañana siguiente, seguida de todas las mañanas de este mundo, y los tres avanzan, vuelven a esconder sus deseos desvelados y comparten secretos a veces sin compartirlos. El soñador es un pierrot que llora, el actor quiere gritar palabras comprensibles, la flor debe desaparecer, el primer acto ya puede terminar.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mnemea
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