Sin duda creo que estamos ante una buena película por su guión y dirección y gracias a las buenas interpretaciones de todos.
Una película centrada solamente en el ajedrez pero los valores y el fondo son muy aplicables a otros aspectos de la vida y a otras artes y deportes.
Un niño prodigio que sin quererlo se ve compitiendo y ganando dejando atrás aquello que solamente pertenece a la infancia; el prodigio puede ser un arma increíble que te abrirá grandes puertas y oportunidades en la vida o un arma que te puede autodestruir.
Muchos niños prodigio se centran en ese talento olvidándose por completo de vivir y de hacerse como persona además de que esto ayudará a potenciar el talento del niño.
Vivir, jugar, pescar, tener amigos…forman al niño y no solamente centrarse en el talento, las cosas saldrán mejor cuando uno vive con mayor variedad.
La película muestra a su vez la relación con sus padres y con el profesor, un padre y un profesor que pretenden que el niño gane a toda costa aunque haya que sacrificar la persona y una madre que prefiere tener a un hijo formado como persona por encima de todo.
El guión está fantásticamente elaborado pues analiza los diferentes aspectos sociales y psicológicos de los niños prodigio viendo los puntos positivos y negativos de esto.
Este guión tan bueno no hubiese sido igual sin una buena dirección y aquí se siente la cabeza ordenada del director el cual no pretende conseguir una obra maestra pero si una buena película y el resultado es así, una película muy recomendable y no solamente a los aficionados al ajedrez sino a las personas que les guste el buen cine.