Sin llegar a ser una obra maestra es una película que no tiene desperdicio alguno pues la combinación Matthau, Lemmon y Wilder resulta un tanto explosiva.
Una comedia bien tratada, vemos a un Wilder que se intenta amoldar a los nuevos tiempos y a las nuevas comedias americanas de los años ochenta y a las nuevas tendencias.
Wilder adapta la obra de Veber con un toque de ingenio y perversión, ese toque de comedia y de cine negro, creando en muchos momentos ese toque de comedia negra.
Adaptándose a los nuevos movimientos Wilder da un toque de humor con bromas relacionados al sexo y a las drogas y el movimiento jipi de los setenta y ochenta.
Como he dicho, no es la mejor obra de Wilder y aunque no sea la mejor despedida, el monstruo del cine ya había dejado un gran legado así que esta irregularidad al final de su carrera le está perdonado.
Aún así me he divertido y bastante…