Algo mágico y extraño encierra esta película, con un solo inconveniente, no es una película redonda, es el precursor de lo que será más tarde su famosa trilogía.

La doble vida de Verónica encierra muchos mensajes en lo que en apariencia son dos historias sencillas con un toque de fantasía, la realidad y fantasía se entremezclan en esta peculiar película.
El director polaco entremezcla sus ideas y filosofía sobre el ser humano y la vida con dos países diferentes, una mezcla consciente del mensaje que Kieslowski quiere trasmitir aunque no esté muy claro.

Kieslowski sigue utilizando los elementos característicos de su cine como los silencios, la luz, una fotografía cuidada y bella además de poética con un fondo humano solamente de Kieslowski pero todo ello no encierra la redondez que posee Azul o Rojo, películas posteriores que son una continuación del nuevo estilo que Kieslowski andaba buscando ya en su Decálogo.

Kieslowski nunca ha hablado directamente, siempre da señales de su pensamiento, símbolos de lo que su filosofía y visión es, no nos da el material digerido sino nos plantea una serie se preguntas para que nosotros busquemos las respuestas, La doble vida de Verónica es exactamente eso, una historia en apariencia sencilla pero en el fondo late una serie de ideas que son una cascada de emociones y sentimientos sobre la vida y el ser humano.

Kieslowski es una personalidad muy especial y en estas películas de su etapa francesa se hacen notar, con todos los medios que deseó se hacen posible estas películas de una sensibilidad tan especial.

El gran director polaco empieza a combinar su filosofía y su sensibilidad en estas películas, con La doble vida de Verónica se siente que algo grande se está cociendo.