Más allá de que sea una película infravalorada o una mediocre película, o de que fuera una decepcionante despedida de un director del calibre de Billy Wilder, del que siempre nos quedará su obra en conjunto para disfrutar, “Buddy, Buddy” resulta una película entretenidilla, algo flojilla por momentos, pero que se ve al igual que se olvida en un suspiro. No deja de ser algo decepcionante por lo que podría haber sido pero desde luego es muy superior a la gran mayoría de comedias que se realizan hoy en día y que dan sencillamente vergüenza ajena.

Por supuesto aunque la química entre Walter Matthau y Jack Lemmon, después de haber trabajado en tantas películas juntos, es innegable, los prefiero en otras películas. Tiene algo de humor negro que le viene bien a la película pero por momentos también baja el listón sobremanera y te encuentras con varios minutos nada cómicos, como de relleno y aunque la historia tiene su interés y en un principio el director la lleva de manera sobria, al final se le va un poco de las manos y el final también se acaba haciendo algo largo. Además la parte en el hospital ese de pervertidos donde esta la mujer de Lemmon se me hace algo pesado. Aquí como en otras películas de la pareja cómica, la seriedad de un hombre de pocas palabras como el que interpreta Mathau, se contrarresta con ese hombre que habla hasta por los codos interpretado por Lemmon y que tan de los nervios saca a su compañero.

De todas maneras, tiene sus momentos y aunque sea una película menor de Billy Wilder sigue siendo una película entretenida y que se puede ver gracias al buen hacer de la siempre inspirada pareja que formaban Walter Mathau y Jack Lemmon.