Ser pirata siempre ha sido lo más molón. Formar parte de ese grupo de feos, con barbas molonas, comiendo de las sobras de la gente, acosando a las mujeres y con sus ropas conseguidas en el cubo de la basura siempre ha sido algo admirable para mí. Hasta que he visto esto, y he visto que un tipo con pinta de chupavergas, que utiliza loreal y que se ligue a la tía más buena sin compartirla con su tripulación me indigna. Hasta el puto Jack Sparrow era más macho, cojones.

Obra que simboliza en todo su esplendor el significado de la palabra caspa, las piruetas de Lancaster y Cravat son tan divertidas como ver más de 10 minutos los juegos olímpicos. Si a eso le sumamos humor de medio pelo, convertimos esta mierda en el clásico más sobrevalorado de la historia y una de las peores películas que se han hecho, que no tiene absolutamente nada que contar y que nos meten una historia de amor por la patilla. Pero lo importante es ver como hacen sus saltitos de circo los dos personajes y que Burt Lancaster siempre tenga una puta sonrisilla de oreja a oreja aunque le estuvieran violando. Deplorable.

Siodmak, a mamarla al parque. Burt, a hacer piruetas a tu puta casa.