¿De verdad puede haber gente que, a pesar de las múltiples evidencias en su cara, aún tenga el cuajo de negar el Holocausto? Ya lo creo que los hay. Negación nos trae una de esas historias, quizás la más famosa.
Mick Jackson, cuya carrera hasta la fecha no ha sido muy brillante (tiene "joyas" ahí como Volcano o El guardaespaldas...), filma la que es sin duda su mejor película con este retrato del enfrentamiento entre Deborah Lipstadt y David Irving a cuenta de la negación de este último de los crímenes de Hitler y el Tercer Reich. Se trata de un largometraje notable, muy elegante en la forma y en el fondo, correcto a todos los niveles e importante en su mensaje, aunque el tono es algo frío y no termina de transmitir demasiada emoción.
El duelo entre Rachel Weisz y Timothy Spall (con 20 kilos menos que en Harry Potter, El discurso del rey o Mr Turner) es memorable. Ambos intérpretes tienen desde siempre un nivel superlativo, y verlos juntos es un regalo. Spall maneja a la perfección los manierismos de Irving, y Weisz, siguiendo con esos años gloriosos que está teniendo (ya recuperada del ligero bajón que tuvo su carrera después de ganar el Oscar), se come la pantalla cada vez que aparece. De Tom Wilkinson a estas alturas poco hay que descubrir ya, y Andrew Scott, al frente del grupo de abogados, está también superlativo.
En definitiva, una notable película sobre cómo algunos siguen empeñados en silenciar la verdad sobre los crímenes más espantosos de la historia.

Lo mejor: Los actores, todos brillantes, y su elegancia formal y narrativa.
Lo peor: Le falta algo de pasión a la narración y el tono es frío.