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Voto de Sibila de Delfos:
9
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2017
81 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de comenzar el comentario sobre Alien: Covenant, un apunte sobre las curiosísimas reacciones que está generando en comparación con Prometheus.
Siempre dio la impresión de que, más allá de las críticas lógicas y con más razón que un santo que se le hicieron a Prometheus en 2012 (escasa caracterización de los personajes secundarios, necesaria re-escritura de algunos diálogos y frases sonrojantes, casi siempre pronunciadas por esos mismos personajes poco elaborados) y de otras que no tenían ni pies ni cabeza (sí, de acuerdo, los científicos se comportaban de forma estúpida y poco científica en muchas ocasiones, pero es que si no no habría película, amigos. ¿O acaso hubiera funcionado alguna vez La matanza de Texas si los desdichados protagonistas no hubieran entrado en la casa de Leatherface, pese a que cualquiera con dos dedos de frente veía que era un sitio siniestro al que le faltaba un neón luminoso para ser más obvio en su maldad asesina? Por poner sólo un ejemplo), lo que de verdad molestó a muchos es que era algo distinto a lo esperado. No era Alien. No había xenomorfos saltando por los pasillos y atravesando al personal con la doble mandíbula. Y resulta que, ahora que Ridley Scott ha pasado por el aro y ha dado a los fans lo que querían, tampoco gusta porque "es más de lo mismo". A ver, ¿en qué quedamos?
Lo cierto es que es precisamente en esas escenas protagonizadas por los xenomorfos (y sus parientes... y hasta ahí podemos leer) donde curiosamente más patina Alien: Covenant. Y no porque estén mal rodadas o no sean espectaculares, sino porque, precisamente, vemos demasiados. El terror se pierde mucho cuando tienes incluso escenas que comienzan desde el punto de vista de la criatura. Si El octavo pasajero era tan aterradora era porque nunca sabías dónde estaba el alien. Aparecía de repente, como un fantasma, sin avisar, superando en inteligencia a todos los humanos. Aquí estamos viendo el peligro constantemente, y la amenaza es menos aterradora. Con todo y con eso, esperen a ver la escena en las dependencias médicas del vehículo de aterrizaje de la Covenant. Terror puro. Sin duda el momento de tensión más logrado de la película.
Otro de los problemas de Prometheus sigue presente aquí, y es la pobre caracterización de los personajes secundarios. Solo Daniels, Tennesee y Oram sobresalen como personajes un poco más interesantes entre los ciento y la madre que son en la Covenant, y que sólo están ahí porque... bueno, pues porque los aliens necesitan víctimas, para ser sinceros. Katherine Waterston, al principio, parece ser una Lambert cualquiera, siempre llorosa y con cara de pena, aunque al final se pone el traje de Ripley y salva la papeleta, aunque no es Ripley en absoluto, ni tampoco Elizabeth Shaw, la superviviente de Prometheus, que aquí tiene un papel... bueno, mejor que lo descubran ustedes. Billy Crudup nunca ha sido una maravilla de actor, pero aquí se defiendem y Danny McBride demuestra que, aparte de cómico, puede ser también actor dramático.
Ha quedado claro que Covenant no es una cinta perfecta, ¿verdad? Ni siquiera sobresaliente. Pues ahora vamos a lo bueno, que es mucho. Muchísimo. Tanto que sorprende ver tantas críticas que no son capaces de verlo. Lo primero es la realización de Scott. Le pese a quien le pese (¿qué ha hecho el hombre para ganarse tanto odio estos últimos años?), el director de Gladiator sigue siendo un maestro de la cámara y uno de los realizadores que mejor trabajan con la ciencia-ficción. Cada plano tiene una belleza de museo, un encuadre perfecto... y así podríamos seguir.
La siguiente razón por la que Covenant es una gran película es su propia esencia. Narrativamente, es secuela directa de Prometheus y da respuesta a muchas de las incógnitas de aquella, pero olvídense de la copia. No es Prometheus. No es Alien (aunque tenga cosas en común, como esa larga secuencia inicial en la Covenant antes de que empiece el horror). Es una película independiente, y es una nueva vuelta de tuerca al estilo de la saga que le da Scott al conjunto, siempre interesado en no repetirse. No entiendo por qué se está diciendo que se ha intentado copiar a El octavo pasajero, si no se parecen en casi nada.
La tercera razón es el superlativo trabajo de Michael Fassbender, gran protagonista de la función, en el doble papel de Walter y David, siniestro y dulce según toca, pero sobre todo lleno de misterio y de la misma oscuridad que impregna toda la película. Porque eso es lo mejor de Covenant. Es de largo la película más negra de la saga, la menos esperanzadora, la más desoladora en su fondo. Esperen a ver el final. Piensen después en lo que dice acerca de la vida, la muerte y la creación. Descubran lo que pasó con los supervivientes de la Prometheus. Una oscuridad reflejada en su estética (apenas hay luz en las dos horas de película) que impregna toda la cinta de un aire de desasosiego muy claro que le viene perfectamente a una historia así. Prometheus, sin ser la alegría de la huerta, era una película bastante más luminosa que esta.
Que la primera Alien o Aliens. El regreso son únicas, inimitables e inalcanzables está claro, pero no por ello hay que machacar por sistema a todo lo que siga su estela, y menos cuando se trata de propuestas tan serias, oscuras, desoladoras y adrenalíticas como Alien: Covenant. Bienvenidos al Paraíso Perdido.

Lo mejor: Su oscuridad, estética y temática. Es más aterrador lo que implica que lo que se ve. Y por supuesto, un soberbio Michael Fassbender.
Lo peor: Los personajes están muy poco desarrollados y no nos importa demasiado lo que les pueda pasar.
Sibila de Delfos
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