En opinión de quien esto escribe, Frozen no es mejor que Enredados y tampoco es la mejor película animada del año (Epic se merece el lugar), pero aun sí es extraordinaria.
Por supuesto, no hay que pedirle peras al olmo ni que sea un derroche de ingenio e innovación. No va por ahí la cosa. Más bien al contrario, su punto fuerte es copiar sin pudor el esquema Disney, el que hizo clásicas a tantas y tantas películas previas. Y lo que importa aquí es que Frozen cuenta una historia entretenida y encantadora, los personajes son tan simpáticos y tiernos que es imposible no encariñarse con ellos (especialmente notable el caso de las dos hermanas y Olaf, que es todo candidez), el sentido del humor es maravilloso (Kristoff hablando por Sven, Olaf cada vez que habla y muy especialmente con cierta frase que repite varias veces en determinado momento) y todo funciona casi a la perfección dentro de sus objetivos, que es de lo que se trataba.
Y qué decir de la música. Desde la instrumental de Chirstopher Beck a las canciones de Robert y Kristen Lopez (dignísimos herederos de Alan Menken, Tim Rice, Howard Ashman y Stephen Schwartz), todo el envoltorio sonora de la película es una maravilla, está cuidado hasta el extremo y aumenta la emotividad de las escenas. Atención a las canciones que interpretan las dos hermanas, y muy especialmente, como no podía ser de otro modo, la ya clásica "Let it go/ Déjalo", que suena en un momento 100% Disney en magia, emoción y espectacularidad, y al que el tema musical, como se decía antes, engrandece mucho más aún.
Hay cosas que fallan en la propuesta y eso es lo que impide que se leve la máxima nota, como por ejemplo el exceso de canciones (las de Olaf, Anna y Hans y los trolls no aportan nada, salvo cumplir con que cada personaje tenga una cancioncilla propia) o el mucho tiempo que se dedica a la presentación de personajes e historia, que detiene la aventura cada dos por tres. Pero son cosas tan nimias en una película de tantísimo encanto y tanta perfección que se le perdonan.
Larga vida al puro espíritu Disney, que es lo que es esta pequeña joya.

Lo mejor: Casi todo: el diseño de personajes, la animación, la música...
Lo peor: Sobran canciones y minutos de presentación en su primer acto.