¿De verdad? Esa es la pregunta.
¿De verdad esta es la película que tanta gente ama, cuya secuela esperaba medio mundo y que paralizó la vida mundial cuando salió el trailer?
Zoolander, para quien esto firma, sufre el síndrome, muy común, del "corto alargado". Dicho síndrome consiste en que lo que se debería haber quedado en un corto se ha hecho largometraje por alguna razón que no se comprende. Si la película se hubiera quedado en sus primeros 10-15 minutos, como sátira del mundo de la moda, sería de aplauso su humor (ver la tronchante escena de la entrega de premios) y la calidad cómica no sólo de Ben Stiller, sino también de sus socios Owen Wilson y Will Ferrell (¡Frat Pack al ataque!). Pero es que la película, tal cual está, no hay quien la defienda. No entiendo los halagos a un guión tan malo y una historia que ni es historia ni es nada.
Lo dicho. Si fuera un corto, sería estupendo. Pero es que esto no da para 80 minutos. Ni en los mejores sueños de Stiller.