Pues sí, señores, en España hay mucho más cine que el de Almodóvar o Amenábar.
Por ejemplo, hay cine de animación. Muy buen cine de animación. Tan bueno que es de recibo admitir que es de los mejores del mundo, junto con el americano y el japonés.
Planet 51 es la prueba de que nuestars empresas de animación ya poco tienen que envidiar a las grandes majors estadounidenses. La animación de la película no sólo está al nivel técnico brillantísimo de cualquier película de DreamWorks, por ejemplo, sino que además lo supera en elegancia, color y expresiones faciales de los personajes. Es, simplemente, un trabajo fantásticamente hecho que se basta y se sobra para enarbolar de una vez por todas la bandera del respeto hacia nuestro cine y nuestros profesionales.
Sin embargo, es bastante triste ver cómo una película que arranca de forma tan brillante, partiendo de una idea tan original y con una de las presentaciones de personajes y ambientes más divertidas de los últimos años (algunos destalles, como el del perro-Alien, la ambientación cincuentera, o el iPod con la Macarena, son desternillantes) descarrila tantísimo, pasando a convertirse en una peliculita más. Es entonces cuando los tópicos se acumulan, el sentido del humor vuelve al cauce facilón e infantiloide de DreamWorks y todo el esfuerzo creativo queda simplemente en buenas intenciones que no logran cristalizar en ningún momento en una película que merezca ser recordada más que por lo dicho antes.
En resumen, Planet 51 es un gran paso para el cine español.... pero un paso demasiado pequeño para un cine de animación con un sólo rey: Disney/Pixar. Aun así, es un divertimento simpático y de lo más disfrutable para toda la familia.

Lo mejor: Sus primeros veinte minutos, simplemente perfectos, el entusiasmo que desprende por hacer algo grande, y, por supuesto, la animación, de una belleza envidiable.
Lo peor: Lo intenta, lo intenta con todas sus ganas.... pero con ese guion tan flojo poco se puede hacer.