Pilar Miró, una auténtica pionera de nuestro cine, se atrevió a poner en imágenes esta El crimen de Cuenca, que tuvo muchos problemas con la censura en el momento de estrenarse.
Y los tuvo porque las imágenes, y no sólo la historia en sí, son crudísimas, sangrientas, muy duras de ver, y desde luego el cine español, aún en pañales tras el franquismo, no estaba preparado para esto. Hoy en día es una obra de culto, por supuesto, gracias a la pericia de Miró como directora, a su impecable trabajo técnico y, por supuesto, también gracias a uno de esos repartos que son un sueño para cualquier cineasta: Héctor Alterio, Amparo Soler Leal, Daniel Dicenta, José Manuel Cervino, Fernando Rey, Mary Carrillo, Nicolás Dueñas, Assumpta Serna, Guillermo Montesinos... poca broma.
Una obra única dentro del cine español, desde luego no para todos los públicos ni todos los paladares, pero quizás una de las que mejor ha retratado esa España negra que estuvo ahí y, por suerte, cada vez se ve menos.