Cosas curiosas de las traducciones: cogemos un título en inglés, el bastante ingenioso Self/Less, y lo transformamos en otro título anglosajón, Eternal.
Sin comentarios.
Tarsem Singh es un director que alcanzó estatus de culto con sus videos musicales y con su ópera prima, La celda, pero a quien la suerte no lo ha acompañado mucho después. A pesar de las virtudes como entretenimiento de Inmortals y, sobre todo, de su versión de Blancanieves, enormemente divertida, el realizador indio no ha podido repetir el impacto de sus inicios.
Eternal tampoco ayudó mucho en el propósito, porque, más allá de un inicio interesante y un argumento llamativo, al final es una cinta más de aventuras y ciencia-ficción, con mucho protagonismo de la acción y demasiado poco de los personajes y las situaciones dramáticas. Entre los actores, Ryan Reynolds hace este tipo de personajes hasta con los ojos cerrados, aunque le falta el humor que ha encontrado en Deadpool, y se ve rodeado por una corte de excelentes actores británicos, como un breve Ben Kingsley, Michelle Dockery o un Matthew Goode que, haga lo que haga, siempre parece estar pasándoselo bomba y aporta mucha ironía a sus interpretaciones.
Aceptable, pero poco más.