La BBC nunca decepciona. El excepcional canal británico vuelve a dar la campanada con otra grandísima adaptación de una obra cumbre de la literatura universal. Grandes esperanzas nunca había lucido tan bien, tan lujosa y tan fiel a la letra impresa. Esta es una de esas series o miniseries que da gusto ver aunque no se le tenga demasiada simpatía a Dickens o a esta historia en particular porque está tan bien hecha, es tan bonita y tiene tan buenos actores que hay que rendirse inevitablemente a su calidad. Hay que rendirse a una Gillian Anderson absolutamente soberbia (es una de las mejores y más infravaloradas actrices del mundo), a un Ray Winstone amenazador o a un Douglas Booth excelente (atención a cuando Pip se enfrenta a Miss Havisham al principio del tercer episodio). Hay que rendirse ante el encanto de una historia que admite muchas versiones y muchas maneras de interpretar los personajes por parte de muy diferentes actores, porque eso es lo que ocurre con las grandes historias, eternas e intemporales.
Y si nos las presenta la BBC con su siempre enorme calidad, pues mejor que mejor.

Lo mejor: El lujo y la atención al detalle de la producción y el trabajo de todos los actores (especialmente Gillian Anderson, Douglas Booth, Ray Winstone, Harry Lloyd y Mark Addy)
Lo peor: Es lenta y pesada en algunos tramos, exactamente igual que la novela.