Daniel Calparsoro intenta en Hasta el cielo revitalizar y modernizar el cine quinqui, todo un mito de la cinematografía española, con esa mezcla tan cañí de delincuencia, barrios marginales, juventud, drogas y amores. Y lo consigue plenamente.
Sin duda, la película no llega a entusiasmar, primero porque la historia tampoco va a cambiar la vida de nadie, muy probablemente, y segundo porque es demasiado larga. A quién se le ocurrió que una historia así tenía que durar dos horas es un misterio, pero sin duda es una decisión desacertada porque impide mantener bien el ritmo y, como decimos, la historia tampoco da para más.
Sin embargo, siempre hay una pasión desbordada en el cine de Calparsoro, aparte de un aire muy internacional gracias a esa fotografía a lo Michael Mann y ese nivel de producción. En esta ocasión, Hasta el cielo también transpira vida, sentimientos, pasión, fuerza. Hay algo sin duda que engancha y entretiene en la historia de Ángel y Estrella, aunque por supuesto esos sentimientos deben mucho a Carolina Yuste, una excepcional actriz que llena la pantalla cada vez que aparece, dotada de una naturalidad y un carisma que arrolla no sólo a Miguel Herrán (quien, no obstante, está bastante bien), sino toda la película.
Correcta.

Lo mejor: El nivel de la producción, sobresaliente, y el apabullante talento y carisma de Carolina Yuste.
Lo peor: La duración. Excesiva a todas luces.