Up es y va a ser una de las mejores películas del año. Sin ninguna duda. Como lo han sido siempre las anteriores nueve maravillas de Pixar. Sin embargo, esta vez hay algo que ha fallado. O para ser justos, algo no ha funcionado tan bien como siempre.
En realidad, Up no tiene nada realmente grave que criticar. Sus personajes siguen siendo extraordinarios (Carl, Russell, Kevin, Dug, Ellie... todos son maravillosos), la animación sigue siendo espectacular (¡qué belleza de paisajes! ¡qué nivel de realismo! ¡qué detalles!), la aventura es frenética y entretenidísima (ver especialmente la huida de Carl y Russell de la guarida de Muntz), la música del genial Michael Giacchino es sublime, la historia es emocionante (vaya prólogo...) y el tono de la misma sigue siendo definitiva y agradecidamente adulto. Es, además, la película de Pixar que más se parece a los clásicos de la major, Disney, por su nivel de emoción... y de convencionalismo. Y ahí radica su pequeño y único problema. Up adolece de una ligera falta de originalidad. La originalidad arrolladora que sí tenían Ratatouille y WALL-E, por citar sól osu más directas predecesoras. Además, el lado emotivo de la historia está un poco metido con calzador y más forzado que de costumbre, recurriendo a recursos de efectividad prediseñada y comprobada de antemano, lo que hace que no fluya con la misma naturalidad que en las otras cintas de la casa.
Pero ya está. Salvando ese pequeño detalle, es bien justo seguir reconociendo que Pixar juega en una liga diferente a Dreamworks, BlueSky y demás. Y es una gozada ver sus películas.

Lo mejor: Los personajes y la animación.
Lo peor: Le falta originalidad y naturalidad.