El asesinato de Gianni Versace es la segunda temporada de American Crime Story. Como su propio nombre indica, detalla la serie de eventos que llevaron al asesinato a las puertas de su propia casa del famoso diseñador italiano, una historia muy compleja en la que, antes de llegar a Versace, quedaron otros cuatro cadáveres por el camino.
Se trata de una ficción muy sólida, bien narrada, bien escrita, bien dirigida, seria y que combina muy bien la información con el entretenimiento y el humor. Es de aplaudir la inteligencia de comenzar la historia por el final, ya sabido por todos y presente en el título, y a partir de ahí ir construyendo la historia mediante flashbacks y saltos en el tiempo que nos llevan a diversos motivos de la vida de Versace y por supuesto de su asesino, Andrew Cunanan, que es el verdadero protagonista de la temporada.
Y vaya reparto. Penélope Cruz, que no es precisamente una de las mejores actrices de la vida mundial, se mimetiza con Donatella Versace mucho más allá de la peluca rubia platino, marcando su personalidad y fuerza. Ricky Martin, pese a que se nota que no es actor habitualmente, realiza una interpretación que conmueve. Edgar Ramírez sigue demostrando que no hay personaje o género que se le resista, trece años después de que Tony Scott lo presentara al mundo en Domino como cazarrecompensas enamorado de Keira Knightley. Y por supuesto, está Darren Criss, que se mete en la aborrecible piel de Andrew Cunanan, quien asesinó a cinco personas por motivos no demasiado claros. Criss está soberbio en la interpretación que hace de Cunanan, un psicópata obsesionado por la fama y el lujo con ninguna empatía y que en pantalla da bastante miedo con su apariencia de niño bueno y su aterradora conducta.
Gran serie.

Lo mejor: Su habilidad narrativa y el reparto entero, con un soberbio Darren Criss a la cabeza
Lo peor: Quizás los episodios son demasiado largos