¿No tiene ustedes a menudo la sensación de que sería mejor que muchas películas de terror no tuvieran "explicación"? ¿Que se limitaran a asustarnos y entretenernos sin más sin necesidad de buscar un porqué a lo que ocurre en pantalla?
Pues eso es justamente lo que pasa con El ritual.
La película de David Bruckner es todo lo que debería haber sido aquella tomadura de pelo que fue El proyecto de la Bruja de Blair. Partiendo de una base casi idéntica (un grupo de amigos que se pierden en un desolado bosque y son acechados y cazador por algo misterioso), Joe Barton construye una intriga de lo más eficaz con una tensión muy lograda y momentos verdaderamente siniestros y aterradores, como el despertar de los amigos en la cabaña tras una noche de pesadillas, o por supuesto cada uno de los macabros descubrimientos que van haciendo según avanza el metraje y avanzan ellos por el bosque. Apoyado además en la apabullante naturalidad de los intérpretes (entre los que se encuentran los conocidos Rafe Spall y Rob James-Collier), todos ellos fantásticos como los desdichados excursionistas, se puede decir que los primeros 65 minutos de El ritual son un modelo de cómo hacer cine de terror con intriga, ambiente malsano y que pone mal cuerpo al espectador y muchísimo entretenimiento, combinado con imágenes poderosas de imaginería terrorífica muy bien dirigidas con excelente pulso y gusto por el realizador.
El problema, como decíamos al principio, es que hay que explicar las cosas, y ahí es donde patinan Bruckner y Barton. Sin desvelar nada, una vez se descubre el pastel y llega la conclusión, es decir, en los últimos 25 minutos de película, todo el trabajo hecho hasta la fecha amenaza con venirse abajo por una serie de decisiones y de personajes... bueno, dejémoslo en cuestionables, por ser generosos y no decir risibles. Eso y no otra cosa es lo que impide a la película tener una nota más alta, que sin duda merecería por su excelente primera hora, pero el final la lastra demasiado. Una pena, pero aun así, una cinta de terror de lo más disfrutable e incluso notable.

Lo mejor: Su primera hora, un modelo de cómo hacer buen terror, y el trabajo de su director y sus actores.
Lo peor: Ay... esa explicación... esos últimos 25 minutos...