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Voto de Sibila de Delfos:
10
Thriller. Drama Susan Morrow (Amy Adams) es una galerista afincada en Los Ángeles que comparte una vida llena de lujos, aunque vacía, con Hutton Morrow (Armie Hammer), su segundo marido. Un día Susan recibe una novela escrita por su exmarido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), del que lleva años sin tener noticias. En una nota le pide que lea la novela inédita y que se ponga en contacto con él, pues se quedará unos días en la ciudad. Es de noche. ... [+]
6 de diciembre de 2016
104 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvaje. Terrible. Provocativa. Aterradora. Violenta. Existencial. Durísima.
Hay muchos adjetivos que se pueden utilizar para describir Animales nocturnos, pero sin duda uno tiene que prevalecer sobre el resto: BRILLANTE. Así, en mayúsculas. Y adictiva. Y fascinante. Y casi obra maestra. O sin casi.
La segunda película de Tom Ford (sí, sí, es sólo su segunda película) es sin lugar a dudas una de las mejores películas del año. Y lo es porque funciona de una manera sobrenatural y porque tiene unos elementos cinematográficos de primerísimo nivel. Después de esos títulos de crédito iniciales tan... tan... tan como quiera definirlos cada espectador, Ford, valiéndose del silencio (tarda unos minutos en empezar el diálogo), la música y una serie de planos cortos que nos llevan de un lugar a otro y de un personaje a otro, nos introduce magistralmente en el ambiente sórdido, inquietante y, por supuesto, nocturno que va a marcar toda la historia.
Hay tantas cosas que resaltar de Animales nocturnos que cuesta saber por dónde empezar. La realización de Tom Ford es una de ellas. No olvidemos que se trata, como decíamos antes, de la segunda película de alguien que antes era conocido como diseñador de moda. Si ya sorprendió por su elegancia y su estilo visual en Un hombre soltero (2009), aquí Ford demuestra que hay que considerarlo ya como uno de los directores más interesantes del momento. El pulso narrativo y la tensión que emana de la pantalla es todo mérito suyo. Ayudan por supuesto la fotografía de Seamus McGarvey y el montaje de Joan Sobel, pero es Ford quien da ese aire Lynch a su propuesta, en la forma y en el fondo, y quien hace que mirar Animales nocturnos sea como ver un tres descarrilar. Por mucho que queramos, no podemos apartar la mirada.
Lo más terrible sin duda de la tragedia de Tony Hastings, el protagonista de la novela que lee Susan, no es lo que se ve, sino lo que no se ve. Y para ejemplo, tomemos la primera secuencia nocturna, en la que el destino de la familia Hastings se entrecruza con el del trío que forman Ray, Lou y Turk. No sólo es seguramente la mejor secuencia de la película, sino uno de los momentos más espectaculares y terribles que nos ha dado el cine en años. El espectador sabe en todo momento lo que va a terminar ocurriendo. El crimen está en su cabeza desde el primer momento. Los personajes también lo saben. Con esa conexión entre platea y personajes, Ford construye una escena de una tensión que va increscendo hasta hacerse insoportable, y que se mantiene en todas las escenas posteriores en las que Tony vuelve a encontrarse con los tres criminales, especialmente Ray. Tiene también Animales nocturnos algo de western, no sólo por su ambientación desértica, sino por ese sheriff moderno que es Bobby Andes, con su sentido de la justicia que va más allá de las leyes y los tribunales, y por supuesto por el retrato descarnado que hace el guión de la mezcla devastadora de culpabilidad y deseo de venganza que se apodera de Tony. En pocas palabras, Animales nocturnos tiene uno de los mejores guiones de los últimos años, fascinante como pocos y casi perfecto en su ejecución.
Y qué decir a estas alturas de intérpretes como Amy Adams, en un nuevo año dorado de su carrera gracias a este filme y a La llegada de Denis Villeneuve, o de un Michael Shannon que se las pinta solo para resultar creíble y memorable sea cual sea su rol, y que aquí hace otra creación extraordinaria con Bobby Andes. Aaron Taylor-Johnson, repulsivo y aterrador, tampoco debería ser olvidado de cara a los premios, mientras que Armie Hammer describe perfectamente quién es su personaje con apenas dos momentos y dos expresiones faciales. Pero sin duda, si por alguien se recordará Animales nocturnos es por ese animal propiamente dicho que es Jake Gyllenhaal. Se trata probablemente de la mejor interpretación del protagonista de Brokeback Mountain, por difícil que sea decidir entre la filmografía de un actor que tiene la que seguramente es la mejor carrera de los últimos años, mano a mano con Di Caprio y alguno más. Gyllenhaal jamás había expresado tamaña desesperacion, rabia, impotencia y tragedia, a veces incluso en un mismo plano. El suyo en el doble rol de Tony y Edward es un tour de force sencillamente aterrador y memorable.
Quizás lo único que se le puede criticar un poco es que la historia del mundo real, la de Susan, nunca llega a ser tan interesante como la que ella misma lee en la novela. Son en esas escenas, como por ejemplo la única de Laura Linney o la de Andrea Risebourough y Michael Sheen, donde el interés no logra alcanzar las cuotas estratosféricas del resto de la cinta. Sin embargo, es decir por decir. Incluso en esas escenas del "mundo real" (y lo entrecomillamos con toda la intención del mundo) no sólo hay escenas maravillosas como la de la conversación que tienen Susan y Hutton en el coche, sino que reside en ellas uno de los grandes misterios de la cinta, que es precisamente discernir qué es real y qué no en toda la historia, hasta qué punto "Animales nocturnos", la novela de Edward, es su venganza contra Susan o si hay algo más detrás de todo ello... cada espectador sacará sus propias conclusiones. Ford no contesta a esas preguntas.
En definitiva, una película excepcional que no va a dejar indiferente a nadie y que debe apuntar desde ya a la temporada de premios, porque es con mucha diferencia de lo mejor que se ha estrenado este año.

Lo mejor: La fascinación que produce. Es imposible apartar los ojos de la pantalla. Y por supuesto, el estilo como director de Ford y la maravillosa interpretación de sus actores.
Lo peor: Nada realmente.
Sibila de Delfos
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