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Voto de Sibila de Delfos:
9
Bélico. Drama De vuelta en su hogar en Texas tras combatir en la guerra de Irak, un soldado se niega a volver al frente cuando sus mandos militares le obligan a ello. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2013
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Hay veces que no se sabe muy bien por qué ciertas películas pasan desapercibidas.
Intruders, por ejemplo, el fantástico thriller de semi-terror de Juan Carlos Fresnadillo, quedará para la historia seguramente como una cinta entretenida y más o menos taquillera de otro director español que logra trabajar con un buen presupuesto y actores internacionales. Probablemente nadie recordará su inteligente e interesantísimo drama oculto sobre la familia, los miedos infantiles y cómo éstos pueden afectar a los adultos.
Con Stop-Loss pasa más o menos lo mismo. Una película tan interesante, dramática y comprometida no debería quedar simplemente en la memoria como una cinta con los hoy muy populares Channing Tatum y Joseph Gordon-Levitt. Merece mucho más, porque es fantástica, adulta y mil cosas más que hoy no se ven a menudo en el cine, sobre todo si los protagonistas son jóvenes, como en este caso.
Kimberly Peirce, en su segunda película tras Boys don't cry, hace un ejercicio muy inteligente. Junto con Mark Richard, su coguionista, explica la doctrina stop-loss mediante el drama del personaje de Brandon King, y, aunque claramente apuesta por identificar al espectador con él, deja que sea cada uno el que decida si los personajes caen bien o mal, si se comparte su tragedia o no, si se los acompaña en su descenso al infierno o se los considera niñatos que tienen lo que merecen. Además, Peirce, sin ser ninguna maestra del encuadre, se marca una secuencia bélica inicial que bien podría colocarla como alumna aventajada de Kathryn Bigelow o incluso el Ridley Scott de Black Hawk derribado.
Pero esta no es una película de guerra. Es un drama acerca de lo que queda después de la guerra, que es la nada más absoluta, la desesperación y la angustia, sobre todo cuando el propio país por el que te has jugado la vida decide quitarte el derecho a vivir en paz... porque la reflexión acerca del síndrome post-traumático y la lobotomización de los soldados ya la hizo, y mejor, Paul Haggis en En el valle de Elah, pero la reflexión sobre la dictadura que el estado americano ejerce sobre sus propios hombres resulta demoledora en Stop-Loss. Hay emoción, hay compromiso, hay emotividad, hay entretenimiento, y hay una historia que llega al corazón. Además, es de agradecer que Peirce y Richard no apuestan por los tópicos más facilones y rancios, como demuestra el ejemplar tratamiento de la relación entre Brandon y Michelle.
Entre los intérpretes, destacar el soberbio trabajo, como es habitual, de Joseph Gordon-Levitt, uno de esos intérpretes todoterreno capaces de hacer creíble cualquier personaje. Abbie Cornish simboliza lo mismo en la parte femenina. Da igual que haga de yonqui australiana, dama isabelina o guerrera futurista. el espectador se lo cree todo. Sólo las miradas que intercambia con Ryan Phillippe (no siendo un maestro de la actuación, su esfuerzo, actitud y expresividad son encomiables) son dignas de aplauso y dan fe de su talento y naturalidad apabullantes.
En definitiva, una excelente película muy necesaria para los tiempos que corren, y un homenaje a los que mueren y especialmente a los que viven... pero quedan marcados de por vida.

Lo mejor: Prácticamente todo.
Lo peor: No es una obra maestra (no da sensación de ser algo increíble e inolvidable), el final es descorazonador y poco acorde con el mensaje del resto del filme, y Channing Tatum, aunque es injusto colocarlo como "Lo peor", no está a la altura del trabajo de sus compañeros (le falta expresión en esa cara).
Sibila de Delfos
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