Adam Brooks, director y guionista de Definitivamente quizás, seguramente estará de acuerdo conmigo en lo siguiente: Richard Curtis es el maestro indiscutible de la comedia romántica moderna.
Nadie, absolutamente nadie, ha conseguido alcanzar el nivel del cineasta a quien debemos joyas del género como Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill, El diario de Bridget Jones, Love actually o Una cuestión de tiempo. Nancy Meyers se ha acercado bastante en algunos momentos, con muy buenas películas como The Holiday, No es tan fácil o Cuando menos te lo esperas, y algunos como Marc Webb (500 días juntos) o Michael Dowse (Amigos de más) han hecho magia puntual, pero el maestro es Curtis. Por supuesto, mucho antes del británico, podríamos recordar al gran Billy Wilder, pero quien esto firma cree que el estilo del autor de Con faldas y a lo loco es un poco diferente, al beber también mucho de la clásica comedia de enredo, el musical, y muchas cosas más.
Todo esto viene a cuento porque Adam Brooks ha hecho un buen intento con Definitivamente, quizás. Un muy buen intento, de hecho.
Dejando de lado cosas como el exceso de metraje (le sobran unos 10 o 15 minutos), la duda sobre si el personaje de Kevin Kline realmente era necesario o no, y cierta confusión en la narración derivada de la necesidad de mantener el secreto sobre quién es la madre de Maya (de hecho, durante bastante rato parece que la niña, a quien da vida una excelente Abigail Breslin, ni siquiera conoce físicamente a su madre y por tanto Will fue padre soltero), lo cierto es que se trata de una cinta la mar de agradable y simpática. Combina bien los momentos de humor con el romanticismo y las escenas más emotivas, y se beneficia de las excelentes actuaciones de su elenco femenino. Tanto Isla Fisher como Elizabeth Banks están sencillamente encantadoras, cada una en su rol, y Rachel Weisz demuestra una vez más que no hay personaje o género que se le resista, como superdotada de la interpretación que es.
De lo mejor que ha dado la comedia romántica en los últimos años.

Lo mejor: Las actrices, excelentes, y el tono general de la propuesta.
Lo peor: Le sobra metraje y hay cosas un poco confusas.