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Voto de Sibila de Delfos:
7
Drama Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
29 de enero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A propósito de Llewyn Davis es una hermosa película.
100% Coen (recuerda muy poderosamente a O, Brother! pero sin tantas tonterías), la película resulta un viaje musical fascinante por la gris existencia de un moderno Ulises que transita por la vida sin rumbo. Como tal, es una de las mejores digresiones sobre la soledad y el vacío existencial que se han filmado en años. Hay algo doloroso en la narración, algo desesperante y agobiante, que hace que el espectador desee fervientemente no vérselas nunca en las circunstancias del protagonista, y no porque viva especialmente mal (obviamente es un mendigo, pero al menos tiene comida y casas, aunque sean ajenas), sino porque su alienación vital y laboral es descorazonadora y mata las ilusiones. En eso salen tremendamente victoriosos los Coen, en parte gracias a la poderosísima interpretación de un Oscar Isaac que nunca había estado mejor y que refleja en sus ojos y expresión corporal (encogida, triste) esa invisibilidad social y personal de Llewn Davis. Ayudan también una casi irreconocible Carey Mulligan en uno de los personajes más cabreados y odiosos de los últimos tiempos, y un Justin Timberlake cada vez más y mejor actor (¿quién se acuerda ya del fenómeno de adolescentes?)
Pero A propósito de Llewyn Davis tambien es una película que, después de un comienzo primoroso y a pesar de su ajustado metraje, se va desinflando poco a poco debido a la excesiva lentitud de su ritmo y sobre todo a las historias secundarias y personajes superfluos (el episodio de Garrett Hedlund y John Goodman no sirve para nada, y cabe preguntarse si los Coen lo introducen solamente para dar un personaje a Goodman, uno de sus actores fetiche).
Aun así, esa cuidadísima banda sonora y la mezcla de belleza y dolor que desprende merecen el visionado. Recomendable.

Lo mejor: Oscar Isaac, como actor y como cantante (¡qué voz tan bonita tiene!) y en sentimiento mezcla de desolación y belleza que impregna toda la película.
Lo peor: El desarrollo no está a la altura del excepcional planteamiento y hay demasiados personajes insulsos.
Sibila de Delfos
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