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Voto de Sibila de Delfos:
7
Drama. Comedia Walter Black (Mel Gibson) es un hombre que padece una profunda depresión. Su única vía de escape, su único consuelo, es una marioneta que representa a un castor, al que trata como si fuera una persona. Perseguido por sus propios demonios, Walter, que fue en otro tiempo un exitoso ejecutivo de una empresa de juguetes, emprenderá con su marioneta un viaje de autodescubrimiento... (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida fábula de Jodie Foster como directora acerca de los efectos de la depresión en un hombre acabado y en todos los que lo rodean. Foster maneja bien las escenas de diálogo y dirige bien a sus actores, sacando cosas muy positivas de los ya de por sí extraordinarios Anton Yelchin (uno de los mejores actores jóvenes que hay) y Cherry Jones o por supuesto Mel Gibson, del que hablaremos después. Sabe además Foster que la idea no da para mucho metraje y muy sabiamente deja la película en apenas 85 minutos, logrando que resulte de lo más entretenida. Y por supuesto, esa idea es muy original y simpática, con el personaje del castor como eje de todo, pudiendo explorar las reacciones de todos los que rodean a Walter. Sin embargo, el tono es demasiado frío en todo el relato y existe una impresión de que los personajes de los familiares y compañeros de trabajo del protagonista sólo aparecen por ahí para hacer bulto y que la cosa no se quede en un monólogo del personaje de Gibson. Especialmente sangrante es la subtrama romántica entre el hijo del protagonista y su compañera de instituto, innecesaria a más no poder, por más que siempre resulte un placer ver a Jennifer Lawrence en pantalla antes de convertirse en la merecida estrella que es hoy.
Mel Gibson. Guste o no guste, caiga bien o mal, sea como sea como persona, el australiano es una de las personalidades más carismáticas y en cierto modo infravaloradas del cine de las últimas décadas. Sin ser ni de lejos el mejor actor que haya por ahí, se calza con mucha gracia la marioneta del castor y le otorga una enorme personalidad sólo con su voz y gestos. Él es quien consigue que la historia resulte emotiva entre tanta nadería de los demás personajes. La estrella de la función es él. Y el castor, por supuesto, uno de los seres más simpáticos que ha dado el cine estadounidense en muchos años.

Lo mejor: El castor y quien le da vida, Mel Gibson.
Lo peor: El resto de personajes son adornos superfluos y al conjunto le falta emotividad.
Sibila de Delfos
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