Hay algo que falla en El último hijo.
Desde luego, no son los escenarios naturales de Montana donde se ha rodado, ya que lucen bellísimos y espectaculares. En general, el aspecto visual de la cinta está muy conseguido, y es digno deudor del estilo de western crepuscular que se viene llevando en las últimas décadas.
El problema viene porque ni los personajes son demasiado interesantes ni la trama hay quien se la crea. Resulta que a un forajido le han hecho una profecía de que va a ser asesinado por uno de sus hijos, y cual Saturno, va matándolos para evitar el cumplimiento de la misma. Ya. Claro. Punto de partida más absurdo es difícil encontrar. Quizás también tiene que ver con qué Sam Worthington y Machine Gun Kelly se llevan apenas 14 años, y el protagonista de Avatar no parece el padre del rapero y cantante ni aunque le coloquen esas barbas de náufrago.
Pasable, pero poco creíble y poco trabajada en lo narrativo.

Lo mejor: Los paisajes de Montana y la estética de la película.
Lo peor: Los personajes no son demasiado interesantes y todo resulta poco creíble.