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Voto de Sibila de Delfos:
6
Comedia. Drama Poppy (Sally Hawkins), una profesora de primaria, es divertida, abierta y generosa. Es un espíritu libre que se toma la vida tal y como viene. Cuando le roban la bici, decide que es el momento de sacarse el carnet de conducir. Scott (Eddie Marsan), su profesor de autoescuela, es un tipo huraño y amargado. A medida que se conocen, Poppy acabará enseñando al instructor más de lo que él puede enseñarle a ella. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2020
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Mike Leigh, el gran cronista de la sociedad británica trabajadora, con permiso de Ken Loach, abanderado máximo del cine social inglés, tocó el cielo en 1996 con su magistral Secretos y mentiras, pero no por ello ha dejado de ofrecer grandes e interesantísimos trabajos después, como Another Year, Mr. Turner o Topsy-Turvy.
En Happy, el realizador nos cuenta la historia de una joven que representa el optimismo y la felicidad en todo su esplendor, y a su alrededor pululan una serie de personajes que ponen a prueba su alegre y festiva forma de ser. Nada que objetar, salvo por el ritmo, que es demasiado lento a ratos y no consigue mantener demasiado bien el interés por una historia que, seamos realistas, es escasa y tampoco nos va a cambiar la vida como espectadores.
Sobre lo que no cabe duda alguna es sobre el excelente trabajo de Sally Hawkins, entonces casi una desconocida, aunque el año anterior ya había trabajado con Woody Allen en El sueño de Cassandra y, algunos años antes, en otras prestigiosas cintas británicas como El secreto de Vera Drake, también de Leigh, o Layer Cake. La actriz inglesa hace un trabajo soberbio en la piel de Poppy. Está encantadora, simpatiquísima, y se echa la película a sus espaldas sin problema alguno, en un derroche de carisma y talento que la hicieron sin duda merecedora de todas las buenas críticas y premios que consiguió.
En definitiva, una película con simpatía, correcta y bonita, pero que podría haber estado mucho mejor si hubiera sido más entretenida.

Lo mejor: Sally Hawkins, fantástica, y la calidad y elegancia de Mike Leigh en todo lo que hace.
Lo peor: Le falta ritmo. Eso es incuestionable.
Sibila de Delfos
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