Ricki es un telefilme de sobremesa sobre la típica alma perdida en conflicto con su familia y con los auténticos valores que encuentra la redención. Qué original, ¿no?
Pues eso es la película. Inofensiva, sencilla, honesta, no esconde lo que es y lo sirve con buen humor y emotividad fácil. Y ya. Y música, eso sí. Mucha música.
Por supuesto, la gran atracción es Meryl Streep, una de las mejores actrices de la Historia del cine (¿la mejor?), camaleónica, todoterreno, gran cantante y siempre un ejemplo de excelencia en todo lo que hace. Sin olvidar a su hija Mamie Gummer (fantástica) y a Kevin Kline (encantador), ella es el alma de la película, y sin ella seguramente la cosa no podría pasar del aprobado raspón.
Pero Meryl es Meryl. Eso es así.

Lo mejor: Meryl Streep y su inofensiva naturaleza.
Lo peor: En realidad nada. Es lo que es. No hay que pedir peras al olmo.