Asesinos natos empieza muy bien. El sangriento recorrido de Mickey y Mallory fascina también al espectador como a los millones de americanos que caen bajo su extraño hechizo gracias a la cobertura mediática que les da un excelente Robert Downey Jr. La película es una acertadísima crítica de la deshuumanización de la sociedad, fascinada con la violencia, amoral, descarnada, y el reguero de cadáveres de los dos asesinos en serie es ejemplo de todo ello.
El problema viene con la larguísima secuencia final en la cárcel. Ahí es donde a Stone se le va la mano y la película se convierte en una orgía de escenas violentas sin más, sin mucho orden ni concierto.
En 2012, Stone estrenó una película llamada Salvajes. Pero no, no nos engañemos. La verdadera salvajada era esta, la de Mickey y Mallory.

Lo mejor: Robert Downey Jr y la denuncia de la fascinanción de la sociedad con la violencia y el poder inmenso de los medios de comunicación.
Lo peor: Todo lo que implica la secuencia de la cárcel.