Bernardo Bertolucci quiso repetir el éxito de su anterior aventura oriental, El último emperador, y le salió el tiro un poco por la culata.
Pequeño Buda es una cinta bonita, no vamos a decir lo contrario, y está impregnada de esas buenas intenciones y esa filosofía que tanta gente busca a través de la meditación, el yoga, el pilates y demás técnicas de bienestar. Sin embargo, es una película demasiado densa, y su poder emotivo no es tan grande como se dijo en su día. Además, el ritmo no termina de funcionar, por mucho que se esfuercen Keanu Reeves y los demás miembros de su reparto (lleno de caras desconocidas y algunas más famosas, como Bridget Fonda y Chris Isaak).