No sos vos, soy yo es una película que regala al espectador unos primeros cincuenta minutos de absoluta perfección. Pocas veces una película había reflejado con tantísimo acierto el dolor de una ruptura, sobre todo cuando la persona amada lo era todo para quien la sufre, como María lo era para Javier. Las conversaciones del protagonista con el psicólogo, con sus amigos o con sus padres y suegros son las que todos tenemos en esta situación, las que todos le hemos escuchado a una tercera persona alguna vez en la vida. Juan Taratuto plasma esa tragedia sentimental y la distanciada posición de familia y amigos con una brillantez y un manejo del diálogo exquisitos.
Qué lástima que la propuesta pierda tanto interés en el momento en que entra en escena el personaje de Cecilia Dopazo y Javier empieza a pasar página, porque lo que sigue es media hora bastante más floja y carente de la garra, el incisivo humor y los sentimientos de la primera parte de la cinta. Al final, la cosa remonta, pero ya es tarde para otorgarle a la película el sobresaliente que de otra forma sin duda habría merecido.
Aun así, una interesantísima y fantástica comedia argentina, que sirvió para confirmar a Diego Peretti como una estrella entonces en ciernes, y a Soledad Villamil como una de las mejores actrices no solo de Argentina, sino del mundo. Lo que hace esta mujer es increíble. qué portento de naturalidad, expresión y simpatía, aunque el personaje sea poco simpático. Qué bárbara, che.

Lo mejor: Peretti, Villamil y la historia que envuelve a sus personajes, perfectamente delineada por los diálogos de Taratuto.
Lo peor: El bajón de ritmo e interés una vez Javier se decide a seguir con su vida.