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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama. Comedia En Los Ángeles, un grupo de adolescentes fascinados por las celebridades y el universo de las marcas rastrean en Internet la agenda de las famosas para robar en sus residencias. Sustraen más de tres millones de dólares en objetos de lujo: joyas, ropa, zapatos, etc. Entre las victimas está Paris Hilton, Orlando Bloom y Rachel Bilson. Los medios apodaron a esta banda la «Bling Ring». (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Bling Ring es probablemente la película más comercial y accesible de Sofia Coppola. Es indudablemente entretenida, más fácil de ver que sus anteriores obras, menos indie, por así decirlo, y sobre todo tiene un excelente ritmo y no le sobra ni le falta un sólo minuto. Con todo y con éso, que nadie se engañe: la película sigue siendo 100% Sofia Coppola. El peculiar estilo de la neoyorquina, ese que encandila a sus fans y exaspera a sus detractores sigue estado ahí y se deja ver en esa banda sonora tan protagonista como los propios personajes, la puesta en escena sencilla y sin artificios, los planos fijos larguísimos (ver el robo en casa de Audrina Patride) y por supuesto esa fascinación que siempre desprenden sus historias para quienes gusten de dejarse fascinar por ellas, fruto de la conjunción habitual entre actores, música, paisajes y guión.
Mucho se ha hablado sobre el retrato que hace Coppola acerca de las andanzas del Bling Ring y sorbe si critica o no sus correrías. Y la respuesta es que... no hay respuesta. Cada espectador verá lo que quiera ver porque, como es habitual en ella, la hija de Francis Ford no se moja. Pocas veces lo hace. En Lost in Translation sí había una crítica muy clara a John, marido de Charlotte, interpretada por Scarlett Johansson, o a su amiga Kelly, pero al igual que en Somewhere no se juzgaba a Johnny Marco ni en Las Vírgenes Suicidas a las hermanas Lisbon, en The Bling Ring nada es tan fácil. Sí es cierto que Coppola parece dejarse deslumbrar por esa misma cara frívola de la fama y Los Angeles que tanto criticaba en Lost in translation (atención a las escenas en las discotecas, con esas fiestas a cámara lenta en las que la directora parece envidiar la juventud y vitalidad de los protagonistas y parece querer sentirse una más de sus juergas y su juventud), pero el retrato de los personajes, agudo, divertido y certero, no deja lugar a dudas: son unos pijos insufribles y cometen delitos. Punto. No hay más. Si se produce algún tipo de conexión con ellos (difícil, pero alguien habrá a quien le caigan bien los muchachitos) es debido a excelente mano de Coppola con el diálogo, siempre sorprendente y lleno de realismo, y por supuesto el excelente casting juvenil reunido para la ocasión. Coppola es experta en dirigir actores jóvenes, y aquí ha descubierto para el mundo a Israel Broussard y Katie Chang, dos prodigios de naturalidad y energía, maravillosos ambos en sus complicados roles y desprendiendo una luz especial, al igual que Taissa Farmiga. Pero es Emma Watson la que roba cada plano en el que aparece, con esa belleza, ese acento americano perfecto y ese carisma arrollador mezclado con talento puro que acostumbra a ofrecer. Literalmente se come la pantalla con cada palabra y cada mirada de emoción, admiración o directamente cara dura. Olvídense de Hermione Granger. Watson va a llegar donde ella quiera en esa industria, como ya demostró en Las ventajas de ser un marginado. Próxima e interesantísima parada: el Noah de Darren Aronofsky.

Lo mejor: Casi todo y especialmente Emma Watson.
Lo peor: no llega al nivel superlativo de Lost in translation, pero se queda cerca de Las Vírgenes Suicidas, supera ligeramente a Somewhere y gana por goleada a María Antonieta.
Sibila de Delfos
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