Todo lo que quiero por Navidad cumple con todas las características de las clásicas películas navideñas: niños encantadores, Santa Claus, buenas intenciones por doquier, un mensaje en pro del amor y la familia y oda a estas fiestas tan familiares.
Y como tal, la película cumple con su propósito, que no es otro que entretener a pequeños y mayores en una tarde navideña, antes de las opíparas cenas, y luego comentarla todos sentados a la mesa. Es tierna, tiene puntos divertidos, un final de esos entrañables que encantan a las abuelas y además cuenta con el atractivo extra de ver de niños a dos actores a quienes quien esto firma tiene un cariño especial: Thora Birch, que 8 años después deslumbraría al mundo con su Jane Burnham de American Beauty, y un estupendo Ethan Embry, el bajista- marine de la excepcional The Wonders.
Correcta y aceptable, dentro de su estilo.