Pues la verdad, no es una obra maestra esta película, Aprendiendo a vivir. Pero es que a estas alturas, el que vea una película del ya fallecido Garry Marshall y espere una obra maestra, tiene que hacérselo mirar. Como mucho ha podido hacer alguna película simpática (Princesa por sorpresa) y algún clásico algo sobrevalorado (Pretty woman), pero poco más.
Esta película, aunque sea algo escasa en su contenido, personajes y objetivos, por lo menos cuenta con el valor de poner el foco en las personas con discapacidad intelectual, raramente representadas en el cine, y menos aún en comedias románticas. Esta película por lo menos sirve para presentarlos como lo que son, seres humanos con sentimientos, ilusiones y vidas emocionalmente ricas, y no solamente como pobrecitos en apuros (Yo soy Sam).
Aceptable.