Thelma y Louise, una de las películas más famosas y de culto de los 90, y con todo merecimiento, es la historia de dos mujeres desesperadas en un mundo de hombres que ni las valora ni las respeta que huyen de todo y todos mientras descubren que le están cogiendo el gustillo a eso de desenfundar la pistola a cada paso.
Ese es el gran mérito de la película de Ridley Scott, conseguir que la historia de estas dos singulares forajidas no sólo entretenga y guste (eso lo logra sin problema), sino que además fascine. Hay que saber hacerlo muy bien para que una historia como esta logre lo que finalmente logra, que es hacer uno al espectador con Thelma y Louise, dos mujeres que, por verdadera mala suerte y por la necesidad de defenderse del chovinismo masculino, se ven arrastradas a una espiral de delincuencia mientras intentan asimilar las consecuencias de sus actos cada vez más extremos. Y eso tiene un gran mérito. Mérito de Ridley Scott, siempre elegante y siempre excelente, que maneja perfectamente las riendas de todas las facetas de la película (el melodrama, el compañerismo de los personajes, la acción, el thriller). Mérito de Callie Khouri, la guionista, que consigue identificar al espectador con las protagonistas. Hubiera podido no ser fácil, pero Thelma y Louise han llevado o llevan unas vidas tan patéticas que es imposible no sentir pena por ellas y terminar comprendiendo sus actos cada vez más audaces y delictivos. El guión nunca juzga a los personajes, y aunque tampoco alaba su descenso a los infiernos, sí aplaude su coraje femenino y los presenta como víctimas arrastradas por la corriente y con problemas que crecen solos a cada paso, hagan ellas lo que hagan. Y por supuesto, es mérito de las dos actrices protagonistas de Scott. Geena Davis borda la debilidad emocional y la indecisión constante de Thelma, y hace perfectamente creíble su transformación a lo largo de la película. Al final ya casi no parece ni la misma actriz, y eso es decir mucho. Sarandon, por su parte, es toda fuerza en la piel de Louise, pero también es fragilidad y trauma por un pasado oscuro, y todo ello lo expresa la actriz de Pena de muerte con esos ojos que tiene y que valen por sí solos todos los premios del mundo.
No se lleva la máxima nota porque hay un importante bajón de ritmo en la narración desde que desaparece de escena el personaje de un jovencito Brad Pitt hasta casi el final, con el último viaje de las protagonistas por el desierto. Sin duda, la escena final vale su peso en oro, pero hasta llegar a ella la película se alarga demasiado y le sobran minutos.
Aun así, Thelma y Louise es ejemplo del mejor melodrama, mezclado con thriller, aventura y buddy movie feminista con un final icónico e inolvidable que refuerza la idea de la libertad (o la única manera de conseguirla) en un mundo de hombres en el que las mujeres no tienen mucha cabida. Memorable.

Lo mejor: Davis y Sarandon, dos grandísimas actrices en dos de las mejores interpretaciones femeninas de las últimas décadas, si no de la historia del cine.
Lo peor: El bajón de ritmo desde que desaparece JD hasta la última racha de delitos.