Seguramente la peor película de la carrera de Danny Boyle, La playa es un desastre con patas. Los paisajes naturales son estupendos, sí, y la canción que aportó All Saints a la banda sonora es excelente, pero no sirven para salvar una función mal llevada por el realizador en la que nada puede ocultar lo evidente: la historia que se cuenta es pobre, muy pobre. No hay manera de identificarse con los personajes de un muy perdido Leonardo Di Caprio (esta es su etapa mala, la de Celebrity, El hombre de la máscara de hierro y La Playa), Virginie Ledoyen y Guillaume Canet ni con sus ansias de libertad, así como tampoco hay quien coja a los fumados de la isla (atención a una especialmente histérica Tilda Swinton). Se trata de una nadería vacía con la que poco se podía hacer y así salió lo que salió: una película mala porque la historia era mala.

Lo mejor: La canción principal.
Lo peor: Casi todo lo demás.