La verdad es que da pena ver para lo que ha quedado Dominic Sena después del espectacular comienzo que tuvo con Kalifornia, y los más que decentes resultados de 60 Segundos y, sobre todo, Operación Swordfish. No ha rodado nada más desde Tiempo de brujas, que tampoco fue bien acogida, y teniendo en cuenta que en esta película muchas cosas no fueron rodadas por él, sino por Stuart Baird y el entonces marido de Kate Beckinsale, Len Wiseman, se puede deducir que muy contento no estaba Sena con el resultado.
No nos extraña.
Terror en la Antártida es un horror. Y no porque dé miedo, que no lo da, sino porque no funciona nada. Ni el ritmo, ni los personajes, ni el desarrollo, ni la conclusión, ni qué motivos tiene el asesino. Absolutamente nada. Sólo parece funcionar el maquillaje de los personajes, que están todos fabulosos, ¡y eso que son científicos en la Antártida! Pues, oye, van todos estupendos, maquilladísimos y perfectamente peinados y vestidos. Kate Beckinsale, de hecho, parece que viene de la pasarela Cibeles. O dicho de otra forma: no hay quien se crea las caracterizaciones. No hay quien se crea nada, de hecho.
No pierdan el tiempo.

Lo mejor: Los paisajes son bonitos, a veces, y las aurora australis siempre son maravillosas de contemplar, aunque sea en película y falseadas.
Lo peor: Todo es falso y absolutamente imposible de creer.