La boda de mi mejor amiga vino a llenar un hueco importante, y de ahí su éxito: la comedia netamente femenina.
Quizás, hasta la llegada de esta cinta de Paul Feig, no había habido una comedia que pusiera en pantalla a personajes femeninos diciendo tacos, hablando abiertamente de sexo, soltando diversas groserías y haciéndose perrerías unas a otras. Incluso en películas ciertamente gamberras, como las de los hermanos Farrelly, los personajes femeninos no utilizaban demasiado el humor de trazo grueso (o prácticamente nada). Pero todo eso cambió con La boda de mi mejor amiga, y la cosa explotó hasta transformarse en un monumental éxito.
Y, la verdad, la película es francamente divertida, porque lo es. Hay muchos momentos que provocan carcajadas en el espectador, que es de lo que se trata, como el del avión o cada vez que abre la boca Megan. Por desgracia, la cosa se extiende hasta casi las dos horas, lo que a todas luces es excesivo (y suele pasar en las películas dirigidas, producidas y/o escritas por Judd Apatow, como es el caso), porque con 90 minutos hubiera ido que chutaba, pero no cabe duda de que las desventuras de este peculiar grupo de amigas son la mar de divertidas y, sí, muy bastas en su humor grueso, pero de ello se trataba.
Y entre estas amigas, interpretadas todas ellas por expertas comediantes, cabe destacar a Maya Rudolph, aunque no tiene el personaje más divertido, desde luego (no se la pierdan en la maravillosa Un lugar donde quedarse, de Sam Mendes), a una excelsa Melissa McCarthy en el personaje que la puso en órbita como una de las actrices cómicas más solicitadas y exitosas del mundo (esta es su primera nominación al Oscar, y no es por casualidad), a Rose Byrne en su entonces recién estrenada faceta cómica (tras unos titubeantes inicios como heroína romántica en Troya u Obsesión, por ejemplo, encontró su verdadero camino, que sin duda es la comedia, y cuanto más bruta, mejor) y, muy merecidamente, a Kristen Wiig. También co-autora del guion, la reciente villana de Wonder Woman 1984 reina en su comedia clavando cada uno de los manierismos de Annie y luciendo un músculo cómico que ya quisieran muchos y muchas para sí.
Tronchante, deslenguada, atrevida e innovadora comedia femenina

Lo mejor: Todas las actrices, y muy especialmente Wiig, McCarthy y Byrne, y lo divertida que es.
Lo peor: Es excesivamente larga. 90 minutos hubieran sido más que suficientes.