No acostumbro a hacer crítica de cada capítulo de Sherlock, pero Estudio en rosa sin duda la merece.
Aquí empezamos a darnos cuenta de que esta serie era algo grande. Por sus intérpretes (qué parejón hacen Freeman y Cumberbatch), por la excelsa factura (no me cansaré de decirlo: la ficción británica, a años luz de cualquier otra ficción) y porque sencillamente la serie tiene uno de los guiones más maravillosamente escritos de los últimos años. Sólo hay que ver escenas como la de la cafetería en la que el camarero confunde a Sherlock y Watson con una pareja gay, el uso que se hace de los móviles, o cómo deduce Sherlock cuando está en acción para darse cuenta de que esta serie es algo que no hay que perderse.