Grupo salvaje es sin duda un western único.
Para empezar, está ambientado ya en el siglo XX, durante la Revolución Mexicana, en contraposición a la gran mayoría de westerns, ambientados en las últimas décadas del siglo XIX. Y para continuar, es una película totalmente novedosa para la época por su descripción de la violencia y la utilización de recursos como la cámara lenta. Sam Peckinpah es un maestro de la cámara, un director que refleja con muchísima energía la pasión de sus argumentos, llenos de tipos duros sin contemplaciones y de grandes conflictos. La película, desde el punto de vista técnico y más puramente cinematográfico, es una absoluta joya, de sobresaliente absoluto en cada departamento. Además, la historia engancha y los actores, liderados por un excelente William Holden en la recta final de su carrera y, desgraciadamente, también su vida, está simplemente soberbios y 100% entregados a dar vida a unos personajes reales, que no necesariamente van a caer bien al público, pero que sin duda captan su atención.
Su único problema real como película es su duración, indefendible, que se va casi a las dos horas y media, cuando con dos horas o incluso menos hubiese sido suficiente.
Uno de los mejores ejemplos del género de todos los tiempos, y quizás la película más recordada de Peckinpah, junto con La huida y Perros de paja.

Lo mejor: Su técnica cinematográfica, impecable, y el magnetismo de sus actores y escenas de acción.
Lo peor: La duración. Le sobran 20 o 25 minutos.