Rebelde sin causa es un clásico absoluto, una película imprescindible.
Y lo es porque es sin lugar a dudas una de las cintas que mejor ha captado la angustia adolescente de posguerra, con un guión inteligente, maduro, brillante en sus diálogos y en la presentación de personajes y el desarrollo de las relaciones entre ellos. La intención de Nicholas Ray es mostrar ese desengaño de una generación, el descenso a los infiernos de la ley y el alma de unos jóvenes abandonados por un mundo cambiante y doliente, que no se entienden con sus padres y a menudo no logran de ellos el apoyo necesario para transitar por ese estado de la vida que no es otro que el paso a la madurez y la vida adulta. y como tal, Rebelde sin causa es una de las mejores reflexiones jamás hechas sobre el tema.
Pero por supuesto, si hay una razón por la que Rebelde sin causa es el clásico que es hoy en día es el inigualable trío protagonista que consiguió reunir Ray para la ocasión. Ahí está James Dean, magnético, icono, mito, leyenda viva por su talento y su trágica y prematura muerte, mostrando ese carisma único que tenía y esa mirada turbada. Dean transpira ansiedad y miedo, lo expresa maravillosamente y brinda escenas de incomparable poder dramático (atención a la discusión con sus padres después de lo que pasa en el acantilado). Sal Mineo, otro que compartió la funesta suerte de Dean en su muerte violenta y antes de lo previsto, borda el halo trágico de su personaje, la atracción callada por el protagonista y el nihilismo de la vida de alguien que en principio lo tiene todo pero no puede dejar de buscar el amor que no tiene en casa. Y qué decir de Natalie Wood. Ya desde su comienzo en la comisaría, con esa mirada perdida y ese monólogo entrecortado, deja bien claro que va a hacer algo extraordinario. Totalmente alejada de lo que sería después su rol en West Side Story, la actriz (otra con final trágico siendo joven...) es otra cara más de esa moneda a tres de la desesperación y la infructuosa búsqueda vital que son Jim, Platón y su Judy. Está portentosa, sin más.
Una excelente película, una historia inolvidable, una tragedia de las que dejan huella

Lo mejor: Los tres protagonistas y el retrato generacional.
Lo peor: El foco está demasiado puesto en la trama criminal, por así llamarla, que no deja de ser un símbolo de esa perdición a la que van los personajes, y el ritmo se resiente por ello.