Capitán Phillips es cine de primera categoría. Primerísima incluso en muchas cosas.
Es ante todo una nueva lección de dirección de uno de los realizadores más originales, viscerales y decididamente brillantes de los últimos años. Paul Greengrass vuelve a demostrar que es único y tiene un estilo propio a la hora de manejar la acción y la tensión sin descuidar en ningún momento a los personajes y sus emociones. Los primeros planos que toma de los rostros de los actores, el sutil movimiento de la cámara, los estudiados "desenfocados" de la misma... todo forma parte de la pericia de Greengrass para meter al espectador en la historia y obligarlo a no soltarse ni un segundo del brazo del buen capitán Phillips en su pesadilla. Es además una cinta con un montaje frenético, que no da respiro, sobre todo en su excelente primera hora (atención a las persecuciones en lancha o al abordaje), pero que a la vez desprende elegancia y sofisticación por todas partes. Es simple y llanamente uno de los mejores trabajos de edición de los últimos años el que lleva a cabo Christopher Rouse. Hay que aplaudir también el esfuerzo de Billy Ray como guionista para dibujar a todos los personajes y sobre todo poner el acento en las motivaciones de los piratas sin olvidar nunca que están haciendo algo terrible. Y por supuesto hay que rendirse a los pies de Tom Hanks y Barkhad Abdi, Hanks, odios injustos e irracionales de algunos críticos y espectadores aparte, sigue siendo uno de los actores más potentes, polifacéticos, camaleónicos y, en una palabra, mejores del mundo. Como ocurre con Daniel Day-Lewis, el espectador lo ve en pantalla y no piensa en Tom Hanks, la estrella, sino en el personaje. Además su capacidad para el drama y la empatía siguen intactas después de décadas. Abdi, por su parte, es una tremenda sorpresa. Es gracias a él que no es posible olvidar que su personaje es, ante todo, un ser humano desesperado. Tiene una mirada, cansada y atormentada, que vale un mundo y una capacidad para la expresión apabullante. ¡Y es su primera película! ¡Jamás había actuado antes! Lo dicho: puro talento. Merecidísimos los premios y las nominaciones para él y ojalá tenga suerte en el futuro.
¿Por qué no es entonces una película de sobresaliente o una obra maestra?
Pues principalmente porque a Greengrass se le va la mano con la duración. Más de dos horas de película para contar esta historia es demasiado, y lo peor es que se nota. Toda la secuencia dentro del bote salvavidas se hace eterna y combina momentos de gran tensión y entretenimiento con otros muchos que no aportan nada y ralentizan el ritmo cosa mala.
Aun así, con un final tan espectacular (muchos van a soltar verdaderas lágrimas cuando vean la escena en las dependencias médicas de puro emotiva que es, en parte gracias de nuevo a Hanks), es imposible no rendirse al poder de seducción de la historia de este secuestro en alta mar y de los dramas humanos que la motivaron. Cine de altura.

Lo mejor: La realización de Greengrass, las interpretaciones de Hanks y Abdi y la enorme tensión tan bien lograda de la propuesta. Todo el primer tercio es un regalo, en realidad.
Lo peor: Es demasiado larga y eso pesa. Media hora menos y hubiese sido quizá una obra maestra.